lunes, 24 de febrero de 2014

Texto 4: Contexto

Se acaba de terminar el camino, ahora tengo que continuar a pie. Observo que ha venido más gente porque hay 3 o 4 coches aparcados conforme han podido, esta zona no es totalmente apta para coches.
Llego hasta el lugar andando, por un camino de tierra y piedras, que va subiendo y bajando, todo está rodeado plantas, algunas huelen muy bien. También hay muchos árboles y arbustos que te arañan ligeramente las piernas al intentar pasar por el camino improvisado que crea el ser humano. Las piedras van rodando hacia abajo conforme las vas pisando. Tengo que estar atenta para no pisar mal y caerme y de vez en cuando tengo que apoyarme en algún árbol o ponerme de cuclillas para tener la seguridad de que no me voy a caer. No debe de faltar mucho para llegar, ya puedo ver algo de agua a lo lejos.
En esta travesía voy observando cómo pasa la luz del sol a través de las hojas y las ramas de los árboles. Puedo escuchar cómo cantan los pájaros y de vez en cuando noto algún movimiento que me asusta y que procede de los árboles o de los arbustos,  posiblemente sea una ardilla o algún otro animalito.
Una vez he llegado al lugar exacto puedo escuchar el casi imperceptible sonido del agua, moviéndose gracias a la ligera brisa que sopla.  No puedo ver dónde termina el embalse, debe de ser bastante grande. La vista que se observa es preciosa, la paz que se siente gracias a la naturaleza, el silencio, el agua…  el conjunto produce un sentimiento de bienestar.
De pronto escucho las risas de unos jóvenes que por lo visto están comiendo en las proximidades. Y empiezo a mirar que alrededor del embalse hay unas cuantas casitas, unas 3 o 4 y en una de ellas hay un hombre tomando el sol, y más abajo en la orilla otro hombre está pescando con su caña de pescar. Pero están bastante lejos y aun sabiendo de la presencia de gente me siento en intimidad.
Es interesante aprender de la naturaleza y poder convivir con ella.




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